Comprende todas las circunstancias espaciales y temporales en las que se desarrolla el acto comunicativo.
Un enunciado tan simple como ¿Qué hora es? puede dar lugar a varias interpretaciones según donde se emita:
- Durante una conferencia, si alguien se lo dice a su compañero de asiento, se interpreta como “Estoy aburrido, ¿falta mucho para que termine?”
- En la calle, si un transeúnte formula la pregunta, sólo desea saber la hora.
El contexto situacional puede anular el contenido de un mensaje. Un cartel de No hay localidades tiene sentido en la taquilla de un teatro, pero no tendría sentido en mitad de una calle.
Así pues, el contexto extralingüístico o situación está formado por las circunstancias que rodean la comunicación y los elementos sobreentendidos por motivos culturales, situacionales, etc., y que resultan también fundamentales en la comunicación.
Si decimos Juan está gordo, puede significar que tal persona, que el emisor y el receptor conocen, tiene bastantes kilos; pero si lo dice en clase el profesor de lengua, puede significar ejemplo de oración copulativa.
De la misma manera, en un diálogo como el siguiente:
- ¿Han traído el pan?
- Hoy es domingo.
la escueta respuesta significa “No porque hoy es domingo y los domingos no traen el pan”. Esto es lo que suele llamar presuposición (se denominan así los elementos lingüísticos no explícitos, por ser sobreentendidos por emisor y receptor).
La situación pertenece al nivel extralingüístico porque es el contexto físico, social o anímico en que se hallan el emisor y el receptor al comunicarse, el conjunto heterogéneo de circunstancias extralingüísticas que rodean el acto de la comunicación: el lugar, el tiempo, el estado de ánimo, la formación cultural, la intención de los interlocutores, ruidos, interferencias, etc. La situación influye en el acto comunicativo, pudiendo hacer variar la interpretación del mensaje o contribuir a su mayor o menor comprensión.
Hay que diferenciar este contexto situacional o extralingüístico del contexto lingüístico (el resto de las unidades que aparecen alrededor de una determinada y que ayudan a su comprensión).
El contexto situacional es estudiado por la pragmática, cuyo objeto de investigación es la competencia comunicativa de los interlocutores y la adecuación de los enunciados a su intención y al contexto en que se producen.
La competencia comunicativa es la capacidad del emisor y receptor para elaborar e interpretar adecuadamente los enunciados, para lo cual deben tener en cuenta, no sólo el significado explícito de sus palabras, sino también las implicaciones y contenidos implícitos con que los elabora el emisor, así como las inferencias que de ellos pueda extraer el destinatario.
Así pues, hay determinados factores que marcarán la relación entre los hablantes, el enunciado y el contexto situacional y que son imprescindibles para comprender el mensaje:
- Factores situacionales internos pertenecientes al mundo de los interlocutores, que condicionarán la naturaleza del enunciado: cultura, ideología y creencias (políticas, morales, religiosas), afectos, estados de ánimo, necesidades, son motivaciones de los interlocutores que influyen en su actuación y marcarán decisivamente la intención del mensaje y su interpretación. Estas motivaciones harán que el emisor, además del mero contenido informativo, pretenda producir efectos en el receptor: persuadirle, tranquilizarle, asustarle, agradarle, irritarle, inquietarle, pedirle, aconsejarle; lo que le obliga a conocer el mundo del interlocutor y sus posibles reacciones, para desarrollar una estrategia comunicativa adecuada a su intención y a las motivaciones del destinatario. El mundo interior de los interlocutores y el conocimiento que tienen uno del otro, condicionarán la elección del tema, el uso de fórmulas de tratamiento y cortesía, la entonación, el nivel del lenguaje utilizado, la extensión del enunciado, las distancias...
- Factores situacionales externos, como el tiempo y el espacio en que se desarrolla la comunicación, las circunstancias ambientales, el mundo social al que pertenecen los interlocutores y sus relaciones afectivas, de parentesco, laborales o académicas, marcarán también la relación comunicativa e influirán en el contenido y la forma del enunciado.
- Por otro lado, para ser coherente, todo enunciado ha de adaptarse a un conocimiento del mundo, a unos marcos conceptuales o de referencia que pertenezcan a la experiencia del emisor y del receptor y se ordenen en torno a un campo conceptual que recoja todos aquellos conceptos, acciones y relaciones que tienen que ver con él. Ello supone no mezclar la velocidad con el tocino o la gimnasia con la magnesia; o que al hablar de matemáticas hagamos uso de todo un abanico conceptual referido a ellas, pero no a unicornios o al vuelo sin motor.
- El marco del discurso es un factor pragmático- enunciativo importante, ya que el género o tipo de discurso que se utilice condicionará la naturaleza del mensaje y dará lugar a una situación comunicativa distinta: lo que resulta increíble en un relato realista puede ser coherente y verosímil en un cuento fantástico y viceversa; habrá que analizar la adaptación de emisor y receptor al distinto marco de comunicación que existe en una conversación intranscendente, en una conferencia, en un mitin político, en un mensaje publicitario, en un sermón dominical, en un texto jurídico o administrativo, en un carta personal o comercial, en una sesión de chistes o en un velatorio.
En definitiva, la pragmática pretende analizar la competencia comunicativa de los interlocutores, las estrategias de la comunicación, la naturaleza de los mensajes y sus rasgos lingüísticos y retóricos, condicionados por las circunstancias conceptuales, emocionales e intencionales de los que se comunican, por su dominio de los factores situacionales externos y del marco del discurso.